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Conversation with Juan VG photography by Cristina Jul & Claudia Quiroga interview by Alegria Olmeda

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‘La moda,igual que la vida, no hay que tomársela muy en serio’

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Cuando un proyecto se hace desde el corazón, no hay lugar para el fallo. En una tarde de junio lluviosa, ando por Malasaña camino a encontrarme con Juan VG.
 

En una terraza, con olor a asfalto mojado y protegidos de la lluvia azarosa, me descubrió su universo. Desde su taller con vistas al jardín de la casa donde creció, el tecno, el rock y los podcast son la banda sonora de sus procesos creativos. Hablamos con Juan, un chico que en su adolescencia ansiaba una estética grunge que no era capaz de encontrar en su círculo vallisoletano.
 

Lo que empezó como una búsqueda de estética propia, hoy es el proyecto que lo mueve profesional y personalmente. Un mundo de costuras a la vista, ondas, colores y, sobre todo, mucha diversión.


¿Quién es Juan VG y con qué sueña?


Podemos decir que Juan VG es el producto de mi yo adolescente. Cuando tenía 15 o 16 años no tenía muy ubicado cuál era mi estilo ni cómo quería vestir, además, no me gustaba lo que veía en las tiendas. Fue entonces cuando empecé a hacer prendas para mí mismo. Como no tenía presupuesto para comprar telas, las hacía a partir de otras que ya tenía. Empecé a hacer upcycling, cuando ni siquiera existía ese concepto -dice entre risas-.

 

¿Y con qué sueña Juan VG? Pues con conseguir una marca que haga que el público y la sociedad quieran consumir ropa a medida, sostenible y para el día a día. Que puedas usarla para trabajar, para ir de cañas, … Me gusta que se vivan las prendas, no tener un conjunto increíble en el armario que no es para darle batalla.


¿Qué hay de punk y que hay de romántico en tu trabajo?


A primera vista notas más el punk y lo grunge. En las costuras por fuera, los deshilachados, el collage de colores y tejidos, … Y el punto romántico, el filosófico, creo que está en la vida que tienen las prendas. Mis piezas están creadas a partir de otras que ya han llevado otras personas, que ya han vivido antes. Es una historia que continúa, pero reciclándose.
 

Aunque no creo mucho en la transmisión de energías, sí que me gusta pensar que alguien ha sentido cariño por la ropa que utilizo para diseñar, y que eso se va pasando y transformando.
 

Dijo Alexander McQueen que "La moda es el reflejo de los tiempos, pero también es algo mucho más profundo, es una expresión de emociones, sentimientos e introspección." ¿Qué hay de todo esto en tu proyecto?

Hay mucho. Cuando diseño una prenda, doy mucha importancia a lo que te va a hacer expresar llevándola, más allá de cumplir con una estética en concreto. Además, una misma pieza, según qué persona la vista, cuenta algo diferente. Cómo te cae, qué actitud o postura te provoca…Es cada uno quien termina de darle al pantalón, al jersey o a la falda, el mundo que quiere transmitir llevándolo.


¿Qué significa para ti la moda?


Sobre todo es diversión y una forma de expresar quien eres. Para mi, la moda tiene que ser divertida y contar cosas, pero a la vez no creo que haya que tomársela muy en serio.
 

Es verdad que también es importante el lado crítico. La industria de la moda es la segunda más contaminante del mundo y diseñar reciclando como hago yo, es una forma de llevarle la contraria. Pero a la vez, siempre considero que la moda es una forma de expresión, es creativa y te hace vivir.


Yo me crié en Valladolid en un colegio concertado y con uniforme, donde todo el mundo era y vestía igual. Y yo no concordaba con todo eso porque tenía otros referentes musicales y estéticos. Lo que buscaba cuando empecé con el upcycling era recrear eso y transmitirlo de alguna manera.

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¿Crees en el carácter efímero de las tendencias?


Sí que creo, porque al final la moda es cíclica. Pero por otro lado, también parto del punto de vista de que todo está inventado. Por lo que tampoco te las puedes dar de que has inventado algo, si no que más bien has adoptado cierta tendencia pasada y la has modificado a tu estilo. Como he hecho yo con el grunge, que he llevado ciertos detalles a mi terreno.


Pero no soy de los que se sienta a ver qué es lo que se está llevando ahora, creo que me coarta mi forma creativa y prefiero que me nazca. A veces, cuando me preguntan qué es lo que me inspira, no se bien que contestar. A veces, igual es un recuerdo de algo que he visto pero ni lo ubico. Está ahí y de repente sale.


Ese es un poco mi proceso. No fijarme mucho en lo que hacen los demás, sino hacer lo que a mi me gusta y a quien le guste bien y a quien no, pues también. Siempre hay un público para todo.

Cuando empecé con la marca solo hacía lo que me gustaba. Jerseys con las mangas super largas hasta el suelo, y otras prendas que yo pensaba que no eran tan vendibles porque a la gente le iban a parecer incómodas. Entonces hice como una línea de camisetas un poco más comercial y cuando fui a mercadillos de diseñadores, la gente solo me compraba lo que realmente a mi me gustaba hacer. Me comía con patatas las prendas que yo había hecho para vender -dice entre risas-.


Es ahí cuando cambié el chip y digo vale, voy a hacer lo que me guste y ya está.

¿Crees en la posibilidad de impulsar la moda upcycling hacia la corriente principal? ¿Qué crees que tendría que pasar?


Al final todo el mundo cae en esa inmediatez que el fast fashion te da. Pero yo creo que las nuevas generaciones si están mucho más concienciadas. Valoran que igual es mejor ahorrar y esperar a comprarte una prenda de un diseñador emergente que te gusta, que tiene mejor calidad y que va a durar.


Creo que estamos en un punto de inflexión, pensando en un futuro mirando al pasado, de cuando nuestros padres se hacían las prendas a medida, y que aún hoy siguen en sus armarios. Eran prendas de calidad y bien confeccionadas, por lo que la durabilidad estaba asegurada.


También entiendo de que económicamente es otra historia. Pero igual veo que la gente tira mucho de segunda mano, que es otra manera de no subirte al fast fashion. En definitiva, si veo un cambio de dinámica en la manera de consumo, aunque la gente sigue cayendo.

¿Qué satisfacciones te ha proporcionado tu proyecto?


Sobre todo el trabajar en un proyecto que es mío, de algo en lo que yo creo. Es la razón por la que, a pesar de las complicaciones, siempre sigues adelante. Sacas esas ganas en contrata de atomar por culo’. Y cuando a pesar de todo lo que cuesta, te salen cosas, te da en el corazoncito.


Ahí es cuando te sientes orgulloso de ti mismo, cuando ves que a la gente le gusta y piensas: ‘pues igual sí, a la gente le mola y merece la pena’.

¿Has pensado en algún momento en mandarlo todo a la mierda?


Sobre todo al principio. Los primeros meses de 2020 y 2021, que no había movimiento. Ha sido este año cuando he visto que todo empieza a ir mejor, tengo más ventas y encargos. Pero al principio decía, ¿cómo voy a empezar en el mundo de la moda sin tener contactos y viviendo Valladolid? Y había meses que pensaba en lo fácil que sería encontrar un curro con una nómina y que te despreocupes. ..Pero luego ahí piensas en lo guay que es tener un proyecto tuyo.

¿Cuál es la relación con las prendas y materiales que utilizas para tus diseños? ¿Sientes alguna conexión especial con ellos?


La mayor parte de las prendas son de Solidança, que es una asociación de Barcelona. Y ahora, conforme se me empieza a conocer más, la gente me dona ropa.


Con los encargos, hay proyectos en los que la conexión con la ropa más que conmigo, es con el propio cliente. Por ejemplo, si tienes 3 vaqueros que ya no usas, me los das y yo te hago uno nuevo a partir de ese. Si hay prendas que tienen un valor para ti y ya no las puedes usar, yo le doy una nueva vida para que siga siendo útil.


Es una forma de volver a tener tu ropa que ya no tenías y una manera de reciclar tu propio
armario.


Y la conexión más fuerte que tengo con alguna de mis prendas es con el pantalón vaquero de ondas. Fue el resultado de las primeras veces que confeccione algo desde cero, y encima es de las prendas que más ha gustado.


También hice customizaciones con vaqueros que me quedaban pequeños y los ensanché por el lateral con corbatas de mi padre. Por esas prendas siento mucho cariño.

¿Cómo es un día en tu taller?


Tampoco es que sea un dia muy entretenido, pero la música siempre está a tope. Si estoy en modo coleccion me pongo algún podcast, pero luego me da la vena y pongo tecno a tope o rock absoluto para activarme. Y si hago un cambio de tarea y me voy de la mesa de los patrones a la máquina de coser, me pego unos bailes solo con locura máxima -dice entre risas-.


Me gusta la música alta porque a veces es la inspiración, yo lo llamo ‘Jam de Costura’. A veces, por ejemplo, digo a ver, ¿qué hago a partir de estos jerseys? Y digo estos colores me gustan, me pongo a cortar y a ver qué forma les doy. Y en función de como vaya saliendo, es como queda.


Por eso, yo siempre digo que mi manera de diseñar es exclusivamente haciendo upcycling, por el mundo patchwork que me gusta. Yo una prendas desde cero con un rollo de tela, no tendría esa energía o esas ganas de querer hacerlo.

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¿Cómo te hace sentir contribuir al movimiento de moda sostenible y cómo crees que afecta a la industria en general?


Lo que yo hago es a pequeña escala. Y como todos los diseñadores emergentes, ya somos de por sí sostenibles al no tener un gran stock ni producción que luego no llevan a nada.


Lo que tampoco puedes pretender es que todo el mundo compre un producto tuyo, ya que este tipo de proyectos no va orientado a intentar abastecer a toda la sociedad.


Además, me surgió de forma natural lo del upcycling. No he estudiado para esto en concreto, pero estoy encantado y me encanta. Yo vengo de ser scout, entonces tengo esta idea de que tenemos un planeta y tenemos que cuidarlo. Entonces, veo mi proyecto como la manera creativa e la que yo puedo aportar al mundo.


Y también siento con este movimiento que tenemos entre diseñadores emergentes, que nos apoyamos entre todos, como que somos una piña en contra del fast fashion.


¿Qué hace diferente a Juan VG con respecto a la escena de la moda actual?


Pues yo creo que aunque mi estilo pueda ser algo parecido a la moda que hay actualmente, lo que te hace diferente es crear tu identidad. Me parece fundamental. Lo que más me gusta que me digan es que han visto una prenda mía y la han reconocido. Es con lo que más realizado me siento.


Mi marca fomenta un estilo de vida divertido, que es como yo personalmente me siento. He hecho algo con el fin de transmitir algo de lo que yo me sienta parte. Al fin y al cabo, yo empecé a confeccionar para vestirme para mi.

Cuando te donan ropa, ¿todo vale?


Al principio todo era bienvenido, pero luego se me amontonaba todo en el taller y había cosas que no utilizaba nunca.


Ahora estoy acotando y delimitando. Los vaqueros por ejemplo, me gusta que sean de un buen tejido, fuerte y sin elástico. Yo quiero vender una prenda que, aunque sea de segunda mano, tenga calidad y que dure.


También creo en los estampados a partir de los patrones y el patchwork que yo hago. Las prendas estampadas también son un no.

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¿Para quién es la ropa que confeccionas?


Pues he de decirte que no le doy muchas vueltas a eso. No me rompo la cabeza porque muchas veces, de repente, un cliente que pensaba que no me iba a comprar, me compra. Y que guay es que a esta persona que en principio parece que no le interesa, te sorprende.


Esto ha fomentado que mis prendas sean para personas que se sientan fiel a la estética, que se sientan divertidas. Mi ropa tiene color, costuras, movimiento… es para todo el que le guste el rollo, independientemente de quién sea.


¿Por qué elegiste esas localizaciones para las fotos de la editorial?


Santiago me pasó una idea que linkaba mucho con la estética, pero me apetecía mucho que fuera algo cercano a mis memorias, y en el campo de enfrente de mi casa he jugado siempre. Me encanta ligar el buen rollo a la comunidad de la marca y tener esa conexión de estar con amigos y pasándotelo de locos.


La parte de la ciudad es por el ambiente en el que yo me muevo en Valladolid. Es el bar ‘El minuto’, de toda la vida, donde y tomarte la caña o el café en vaso. Soy una persona de calle y de bar. Es por eso que el momento ciudad, para mí es estar de cañeo, andando por la calle…Al final mi última colección se llamaba callejero por algo.


¿Algo que te haya quedado en el tintero?


Aunque sea una marca que fomenta el reciclaje y la sostenibilidad y cambiar la industria, me gustaría que hubiese un cambio en la sociedad, donde hubiese tantas marcas sostenibles que lleguemos al punto de que sea lo lógico.


Cuando hablo de la marca si que me gusta hablar de sostenibilidad, porquela base, el ADN. Pero me parece vital no quedarse en una marca sostenible y ya, si no que tenga otra historia mayores, otra vuelta de tuerca.


Jua VG es una marca divertida, que es lo que yo quiero transmitir: los amigos de los que me rodeo, mis vivencias…Y a todo el que se sienta identificado, decirle: vente y únete.


La vida no hay que tomarla tan en serio. Y es por eso que la marca es una extensión de mi personalidad.

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